Como es bien conocido, la gran mayoría de las pinturas convencionales están compuestas por productos sintéticos, ya sean metales pesados y/o compuestos orgánicos volátiles como los disolventes, que emiten gases durante la aplicación de la pintura.
No hace falta decir que son muy perjudiciales para la salud: en contacto, irritan la piel, los ojos y respirando, las vías respiratorias llegando a provocar náuseas y fuertes dolores de cabeza e intoxicaciones. Pueden además dañar el sistema nervioso central y son potencialmente cancerígenos.